miércoles, 30 de septiembre de 2009

Los mediocres.

Primer Acto.
Una habitación oscura. Dos personas como a un paso de distancia, frente a frente.
A: Te enamoraste del mar y quisiste unas vacaciones cataclísmicas en la costa.
B: Para ver como las aguas lo devoran todo muy lentamente.
A: Quien lo diría. El mundo se derrite muy despacio.
B: ¿Qué brebaje lisérgico te bebiste?
A: Agua de mar. Dicen que te vuelve loco.
B: ¿Quién dice?
A: La gente. Los que todavía tienen boca.
B: Sufren diarrea oral.
A: Verborrea.
B: Diarrea oral. No escuche muchos verbos saliendo de sus bocas. (Ríe)
A: En todo caso no son ellos quienes la sufren sino todos los demás.
Se separan, primero rápidamente sin dejar de mirarse y luego más lento. Se comunican por dos latas conectadas por un cordel. Mientras hablan el cordel se va tensionando cada vez más.
A: ¿Que tal el clima por allá?
B: Soleado, muy caliente.
A: Entonces vas a regresar pronto.
B ¿Por qué lo dices?
A: Si esta soleado el hielo se derrite más rápido.
B: Puede ser. (Pausa) ¿Y si rompemos el hielo en lugar de ver como se derrite?
A: ¿Romper? ¿Porque?
B: Porque todo esto es más aburrido que chupar un clavo.
A: ¿Qué clase de gente chupa clavos?
B: Los que clavan, los clavados. ¿Qué se yo? Pero esto es más aburrido que una carrera de caracoles.
A: Te llevaría a Paris para comerlos y luego te clavaría.
B: Dices eso porque es imposible, nunca lo harás. Ya no estamos juntos y somos pobres, Europa nos rechazaría y nos dejará por alguien que pueda garparle al menos una botella de Cristal, un paseo en limosina y que se yo, una cirugía mamaria.
A: Europa esta muerta.
B: Se la tragaron las aguas, cierto.
A: Y fue violada mientras se hundía.
B: Nunca pudo llegar a Creta.
A: Ves. Tienes que tener mucho cuidado de montarte sobre cualquier cosa.
B: No poner entre las piernas más de lo que puedas montar. (Ofendida) No soy tonta.
(Pausa larga)
B: Llamaba para avisar que mi retorno se dilata.
A: Igual que tus pupilas cada vez que te topas con la oscuridad.
B: Pero ya te dije que esta muy soleado acá, no es lo que piensas.
A: ¿Y como sabes lo que pienso?
B: Estoy aprendiendo telepatía por correspondencia.
A: Me siento invadido, mi privacidad siendo quebrantada, como el jardín de Versalles siendo devastado por las patas torpes de todos los elefantes rebeldes que alguna vez escaparon del circo.
B: No seas tan dramático.
A: Entonces…a que se debe el retraso.
B: Se rompió el condón o estábamos muy borrachos que olvidamos ponernos uno o dos. Tengo una cita con el médico y luego toma tiempo recuperarse, quizás me internen una temporada en el psiquiátrico.
A: ¿Todo eso por un retraso? Ahora tú estas siendo dramática.
B: Sabía que no lo entenderías, por eso hay que cortar toda comunicación.
A: Si alguna vez hubo.
B: Quedarán los puentes como esqueletos mudos. Sentiré la necesidad de cruzarlos pero solo llegaré hasta el medio, sin aliento. Pálida, voy a querer gritar tu nombre para que corras y me encuentres en el medio. Claro que de tanta corredera no podré vomitar ni un suspiro y gritaré tu nombre con mi pensamiento.
A: Por eso las clases de telepatía…
B: Sabía que entenderías.
A: No, no entiendo nada. Además, erraste el cálculo, sabes que mi mente es sorda a cualquier otra mente.
B: Por eso hay que interrumpir toda comunicación.
A: Para que algo sea interrumpido tiene que haber comenzado.
El cordel esta totalmente tenso y lo cortan con una tijera al mismo tiempo.
Segundo Acto
Habitación oscura. Cama donde yace enferma A, aspecto deplorable. Camisón y sábanas blancas dan impresión fantasmagórica.
Entra B con paso dubitativo, se sienta en un banquito cerca de la cama. Ropa gris o cenicienta, sombrero.
A: Ahora la noche se tiño de fiebre y puedo esperar cualquier cosa en el fondo de este abismo. Todo esta mal (tos convulsiva, estertórica).
B: ¿Qué te hace decir eso?
A: Soy feliz.
B: ¿Por esa razón esta todo mal?
A: Soy una desgracia. El mundo esta por reventar…
B: Más bien se derrite. Pronto será una sopa calentita y nosotros el queso fundido (con resignación).
A: ¡Como sea! El mundo se cae a pedazos, la gente sufre muertes violentas, a los gatitos los ahogan en arroyos…y soy feliz.
B: Pero es bueno que lo seas, a pesar de todo.
A: No entiendes, soy un monstruo. Estoy enferma y tú también lo estás.
B: ¿Tú crees?
A: ¡Claro! Por eso este lugar, este momento. (Silencio). Tú y yo, más solos que un perro, en la misma habitación.
B: Tuve un perro una vez, de esos chiquitos y peludos que regalan a viejas y niños como peluches… él se murió de soledad, son muy dependientes los malditos.
A: (Parándose intempestivamente). No quiero morir, tienes que ayudarme (trata de agarrar la mano de B). ¡Tócame!
B: (Rechazando el contacto). ¿No estabas enferma?
A: (Se desploma en el suelo inmediatamente). ¿Me llevas a la cama? (Con voz como de niña traviesa).
B: (La carga hasta la cama mientras A lo mira complacida).
A: ¡Por favor tócame! Estoy enferma.
B: (Se coloca unos guantes de látex). ¿Estás enferma…?
Se acerca con actitud lasciva, a mitad de camino comienza a dudar y se detiene.
B: No puedo hacerlo. Soy muy malo en estas cosas, no se lo deseo ni a mi peor enemigo.
A: No tengo toda la vida. Estoy enferma, no se cuanto tiempo me quede.
B: Igual sería toda la vida… Mejor no. Sólo puedo follar con gente que desprecio.
A: Soy despreciable.
B: No me tientes, a menos que quieras enfrentar las consecuencias.
A: Quiero que llenes de consecuencias mi cuerpo. Escancia el vino en mi sexo y bébeme con docilidad, no quiero recordar quien soy. Mójame con tus palabras de reluciente oscuridad, te permitiré magullar esta carne incorrupta, estoy enferma de incubar pequeñas y escurridizas larvas de lujuria.
B se acerca a la cama, finge copular con A de manera rápida y aburrida, se aparta, se sienta al borde de la cama como un niño tímido, culpable.
A: ¿Eso es todo?
B: Te lo advertí.
A: No me malinterpretes. Estuvo (tos convulsiva)...interesante.
B: ¡¿Interesante?!
A: Es sólo… (Tose). Pensé que duraría más, no se.
B se aleja aún más, ofendido.
B: No digas que no te lo advertí. Si no es la técnica es la duración…
A: Te digo. No estuvo tan mal…tuve peores.
B: No me compadezcas, para eso me tengo a mí mismo.
A: Todo lo que tú puedes hacer yo lo hago mejor… (Canturreando).
B: No te engañes. Creo que hoy encontré un rival digno. (Jactándose). Eres tan mala como yo follando, quizás peor.
A: Patrañas. Yo lo hago todo bien…pero ahora estoy enferma. Además, ni me diste tiempo suficiente para explayarme. Parece que aquí tenemos al ganador del certamen de eyaculadores precoces. (Se caga de risa hasta que comienza a toser).
B hace un amague violento pero se detiene ante la mirada de terror de A.
A: No importa lo que haga, parece que siempre estaré sola. Me siento tan sola, incluso contigo, más sola cuando me tocas. Espere que de tanto follar pudiera alcanzar un estado tan profundo de soledad que me abandonaría a mí misma y me vería libre incluso de mi propia terrible presencia.
B: ¿No le pusiste el mínimo empeño, verdad? Bueno, yo tampoco. No quería tocarte ni tú querías tocarme, querías saber si yo era real o simple producto de tu delirio agónico. Querías escuchar otras voces además de las de tu cabeza y me invocaste.
A: Esas voces también se silenciaron. Todo es mentira…excepto el silencio.
B: Eres tan despreciable que hasta tu esquizofrenia dejo de dirigirte la palabra. ¿Por qué me obligaste a odiarte? Fui un niño bueno, me pediste un favor y te lo hice. Muy a mi pesar te aborrezco.
A: Cuanto más juntos más distantes.
B: Cuanto más desnudos más cubiertos.
A: Todas tus palabras son máscaras que te esconden de mis ojos.
B: Soy una sombra disuelta en la penumbra, casi inexistente.
A: Cuando salga el sol serás la pequeña voluntad opuesta.
B: El sol ya no sale todos los días mas cuando lo hace me anula con su luz veladora.
A: No podría saberlo. Estuve tanto tiempo tirada en esta cama que puedo sentir raíces quebrando la piel de mi espalda. Hace siglos no me acerco a la ventana.
B: En realidad no te pierdes de nada. El tiempo pasa igual en todas partes, afuera la gente es igual de aburrida, despreciable…
A: ¿Cómo saberlo? De lo de afuera solo se lo que me cuentan, otros como tú. Los invito a visitarme en mi lecho de enferma, les pido que me toquen y siempre terminan odiándome, pero su odio no me llega.
B: Eres realmente odiosa, como perra sarnosa revolcándose en su propio sudor tibio.
A: Es lo que hay.
B: Más que odio me das pena.
A: Prefiero el odio a la pena, es más intenso, más puro.
B: ¿Quieres algo puro? No te lo mereces. No existe cosa semejante. Pierdes tu tiempo.
A: Se hace lo que se pude, aquí postrada no tengo mayor entretenimiento que perder el tiempo. Tratando de perderme con él.
B: Igual él se escapa entre los dedos.
A: Entre las pestilentes y húmedas sábanas.
B: Entre los sorbos de café.
A: Entre la mímica atávica que titulas vida.
B: Es transversal a todo pero tan inasible…que da pavor.
A: Ya te puedo ver en el pasado. Alguien más que no recordaré.
Silencio largo y meditabundo.
A: Sostengo mi respiración…me cuelgo de los sonidos, anido en el silencio. Aguardo tu próxima palabra como mis pulmones anticipan la siguiente bocanada de aire rancio.
Silencio.
A: ¿Qué soy para ti?
Silencio.
A: ¿Te molesta mi falta de tacto? ¿De empatía?
Silencio.
A: ¿Te agrada o molesta mi compañía?
B: No me agrada ni me molesta particularmente.
A: No mientas. Tú también me odias.
B: Odio no, más bien desprecio, asco, repugnancia. Pero más que nada indiferencia.
A: ¿Por qué estás aquí?
B: Porque no estoy en otra parte.
A: ¿Por qué no vas a otra parte?
B se aleja hacia el banquito.
A: Digo, afuera. Cualquier otra parte afuera.
B: No se si todavía existe afuera.
A: Yo tampoco.
B: Podría ir a confirmarlo pero me da fiaca.
A: ¿Qué será de nosotros si ya no existe nada fuera de estas cuatro paredes?
B: (Cantando). Qué será, será…
Whatever will be will be
The future's not ours to see
Qué será, será…
A: ¿Acaso eres el ángel que vino para anunciar mi continuo deceso, sacarme de mi lecho de postrada y conducirme al otro lado de la nada?
B: ¿Quién te asegura que éste no es el otro lado de nada?
A: Dime que me amas.
B: Me das asco.
A: Soy hermosa, eso dijeron los otros…
B: Eres carroña, igual que todos los demás. Carne de gusano. Más pronto que tarde tu carne seca dejará entrever tu esqueleto. Eso será hermoso.
A: ¿Quieres matarme?
B: ¿Piensas que estas viva?
A: No estoy segura de nada. La certeza es incluso más elusiva que el tiempo.
B: ¿Entonces por qué desperdicias aliento preguntando?
Silencio.
A: Viniste a olisquear el miedo de entre mis poros y beber mi sudor frío.
B: ¿No eras feliz?
A: Ya no soy la misma desde que me tocaste.
B: Es imposible. Nunca nos tocamos. A nivel microscópico, si te fijas, siempre queda espacio entre los cuerpos. Ni siquiera tus células se tocan entre ellas.
A: Estoy tan sola. Tengo miedo.
B: ¿No querías estar sola? Tan sola incluso de tu propia terrible presencia…
Silencio.
A: ¿Viniste a rescatarme de los cuervos o a inmovilizarme mientras tallan mis huesos?
A continuación B comienza a envolver a la convaleciente con la sábana.
B: Eres un cáncer que devora su propio espíritu.
A: No me des paz.
B: No pensaba hacerlo.
B saca un puñal, acaricia el cuerpo afiebrado de A con su filo. Susurrándole desde atrás.
A: Estoy agonizando.
B: Muy enferma…
A: Ser humano soy.
B: Animales algo tontos.
A: No distinguen.
Puñal haciendo un agujerito en el cuello de A que se deja poseer por un ánimo extraño, totalmente sometida a la voluntad inefable de B. Entonces, A logra alcanzar el orgasmo más intenso posible.
A: Nunca me habían tocado así.
B: Sin tocarte…

Evidentemente...Telón

martes, 22 de septiembre de 2009

Hoy desperté con mil años sobre los hombros
un lunes cualquiera
el viento cantaba entre las ramas
tan celeste el cielo
de aves que gorgean al sol
pero siempre esta el ser humano
con pasos torpes
matando las hormigas
que alegremente me caminaron

martes, 15 de septiembre de 2009

El mar en mis ojos
lo veo agitarse en tinieblas
ominosas

martes, 8 de septiembre de 2009

Cuál es el secreto que se cuentan
un par de labios en su encuentro
viajeros cansados de pies inquietos
el peso de ningún fardo aquietará
su marcha
errante en las sinuosas curvas
de otro cuerpo tibio
La tormenta se desata
y llueve más sobre mí
que sobre nadie