jueves, 9 de septiembre de 2010

Yocasta

Mirar el pasado es arrancarse los ojos.

¿Quién soy para nombrar la noche,
aún implìcita en ella?

La infancia es un lugar de silencio.

Si pudiera ser otra, ninguna, todas...
sería todas.
Danzando el alumbramiento de tibios manantiales.

Éstos ojos acarician un cadáver exquisito.
Beso un reflejo circular, inalcanzable.

Ser feliz esperando a quien no llega.
Devoro la noche con una mirada.

Deseo beber sus palabras como néctar,
jugarlas como barquitos de papel.